Las organizaciones se están enfrentando al desafío de transformarse para competir en el mercado digital y buscan en la agilidad las herramientas que apalanquen ese cambio cultural.

Scrum es el marco de trabajo ágil más popular que existe. Este propone 3 roles, 5 eventos y 3 artefactos muy claros y específicos. Los cuales hacen pensar que implementarlo correctamente basta con solo disponer de esto.

Por esta razón, las empresas se han encontrado con la necesidad de incorporar en sus equipos, el rol de Scrum Master para facilitar la adopción de este marco de trabajo.

Ante la creciente demanda de este rol, muchas personas creen que, certificándose como Scrum Master, podrán escalar profesionalmente.

En este momento surgen preguntas como ¿Cuál es el mejor lugar para certificarse como Scrum Master? ¿Está certificación es válida? ¿Cuál es la certificación de Scrum Master más económica?

Cuando la pregunta más importante que se debe plantear es ¿Para qué quiero certificarme cómo Scrum Master? Al hacer esta pregunta, las respuestas más frecuentes son del tipo: “para mejorar mis ingresos”, “para cambiar de empleo”, “para alimentar mi hoja de vida o currículum vitae”. Estos argumentos son válidos y para estas personas, la respuesta será siempre: “cualquier certificación te sirve”.

«Cuando no se tiene claro un lugar hacia el cuál dirigirse, cualquier camino sirve.»

Una certificación por sí misma no garantiza nada. Dependiendo la entidad que emite el certificado, se puede certificar que se tienen conocimientos teóricos sobre Scrum (En algunas entidades la certificación tiene tan poco mérito que basta solo con tener dinero para pagar un diploma), pero en ningún caso está a la altura de una maestría o especialización, en términos de esfuerzo y complejidad.

El criterio para contratar a una persona como Scrum Master en una empresa, no debería ser la certificación que se tiene (No tener una certificación con una entidad oficial, da muchas pistas sobre el tipo de persona que eres, y tu objetivo real). Si para la empresa, la certificación es el criterio más importante, probablemente el nivel de agilidad de esta organización es cosmética.

Actualmente existen diferentes entidades que emiten todo tipo de certificaciones como Scrum Master, las venden como oficiales y las respaldan con la cantidad de años que llevan en la industria.

En el mundo de la agilidad las entidades más reconocidas e importantes en la certificación de Scrum son Scrum Alliance y Scrum.org, precisamente porque fueron fundadas por los mismos creadores de Scrum. En mi opinión, cualquier entidad que emita certificaciones de Scrum como oficiales, que no tengan el respaldo de cualquiera de estas dos entidades, no es muy confiable.

En Latinoamérica tenemos dos problemas con estas organizaciones, que ocasionan que entidades de “garaje” encuentren una oportunidad de mercado vendiendo certificaciones como si fueran pan caliente.

La primera de ellas es que Scrum Alliance exige que asistas a un taller de 2 días (8 horas cada día) con un entrenador oficial de esta entidad y presentar un examen por internet (El examen es en español). El problema radica en que existe un oligopolio entre los entrenadores certificados que hace casi imposible ser entrenador de esta entidad. Esto hace que los costos de un taller sean relativamente altos, porque estos entrenadores no tienen competencia.

La segunda problemática es que Scrum.org a pesar de no exigir asistencia a un taller presencial, si requiere la aprobación de un examen mucho más exigente que Scrum Alliance y este solo está disponible en inglés (el idioma dificulta la accesibilidad para algunas personas).

Por estas cosas es que algunos entrenadores de Scrum frustrados y otros sin escrúpulos (cada quién juzgará en que zona se encuentra), han creado instituciones que emiten certificaciones haciéndolas pasar por algo oficial, aprovechándose de la ingenuidad de algunos o de la pereza de otros para investigar sobre la calidad real de su inversión.

La certificación no debería ser un objetivo o una meta para incrementar ingresos, debería entenderse como una consecuencia. Una certificación no te hace más ágil. Si tu propósito es transformar tu paradigma mental y adquirir una conciencia ágil, la certificación deja de ser trascendental y pasa a segundo plano.

En mi opinión, si se quiere transitar el camino de la agilidad, el primer paso siempre debe ser informarse y aprender (se puede acceder a mucha información valiosa gratis). Después de conocer y entender realmente de que trata la agilidad y de declarar que es el camino que se desea recorrer, decidir si se quiere tomar una certificación y dónde hacerla, es una decisión que se produce naturalmente en el camino.

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